El pasado sábado 18 de octubre, la Casa Taller, en pleno corazón de Santiago, se transformó en un refugio de voces, ritmos y memorias compartidas. Desde temprano, en la tarde, el aire se impregnó de esa expectación cálida que antecede a grandes encuentros: las luces tenues y la alegría de quienes llegaban, inundaron de vitalidad el lugar.
Más que un evento, “A la raíz: poesía y unión”, fue un abrazo colectivo en su tercera edición. Poetas, músicos, bailarinas y creadoras afrodescendientes y migrantes dieron vida a una jornada que celebró la palabra y el pulso de la herencia. Desde el escenario, los versos se entrelazaron con los ritmos caribeños, aplausos y apreciaciones de los asistentes.
Entre quienes tomaron el micrófono, la poeta Sinay Medouze se refirió a su vínculo con la escritura desde la naturalidad: “Es parte de mí, y creo que es una forma más de expresar lo que siento, lo que veo y lo que digo.”
Luego de su paso por el mismo escenario, Devalon Esdras también compartió su historia con la poesía, una historia que empezó en la infancia, cuando las palabras brotaban sin orden pero con necesidad: “La poesía desde chico me venía, porque siempre tenía algo para escribir… Hasta que encontré un profe que me ayudó a ordenar lo que hacía. Me siento vivo cuando estoy haciendo poesía; es parte de mi vida.”
Ambos, junto a artistas como Makanaky Adn, Edith Granja, Sodia Jeanfelix, Vihera Tovar, Belixza, Raguelaita Jeanty, Shelenchie Rose, Lupe Guillen y Jean Jacques Pierre-Paul, construyeron una velada que mezcló emoción, ritmo y comunidad. Cada poema era una raíz que se extendía hacia el público.
En medio de las presentaciones, la feria local invitó a recorrer los proyectos Niñeces de Trapo y Encanto Afro, los cuales se expresaban a través de la identidad: muñecas, accesorios tejidos, libros y productos creados desde el orgullo afrodescendiente y la historia compartida que celebra la vida.
Así, en un ambiente lleno de risas y movimiento, el encuentro cumplió su intención: reconocer desde la alegría las memorias afrodescendientes como parte esencial de la historia latinoamericana, y a su vez, reivindicar la diversidad cultural y espiritual que ha dado forma al continente.
Al paso de las horas, cuando la noche ya había caído en el barrio Yungay, la poesía cedió al baile y los ritmos caribeños marcaron el cierre. La Casa Taller vibró con la energía de una comunidad que no olvida que crear también es resistir.
La actividad fue organizada por Gestión Cultural Afro, Casa Taller Teatro Sur, Editorial Comunitaria Kutusoma y la Red de Periodistas Migrantes.

